miércoles, 30 de agosto de 2017

Elijion Parte 2: Palabras que come un ser vivo a la orilla de la suerte o la desdicha en un día soleado.

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Íntimas Confesiones

Elijion Parte 2: Palabras que come un ser vivo a la orilla de la suerte o la desdicha en un día soleado.

Dolor, pasión e intriga, tres palabras que carcomen a cuánto es capaz de leerlo, uno nunca sabe, si dos más dos son cuatro. He visto a dos ardillas vigilar a su cría con gran alegría en la comisura de sus labios. No podía pensar en otra cosa, mi mente se ha nublado desde que la he vuelto a ver, todo se ha derrumbado. Mi vida con la persona que yo consideraba la ideal para formar una familia y ver crecer a mis hijos. Todo ha pasado tan rápido que no me ha dado tiempo para poder buscar una idea que me ayudará a encontrar la salida. Pensé que jamás volvería a verla, ella fue un viejo amor que me trajo tanto buenos momentos como malos, nunca había pensado en volver a ser infiel, eso ya había quedado en el pasado. Ahora mismo, me he encontrado a mí mismo en una especie de barata en la cual el bien más anhelado, es poder salir con ella.

Todo comenzó la mañana del lunes a las ocho de la mañana cuando la tienda por fin abrió. Paso media hora en la que todos compraban cosas en rebaja, mientras me mantenía escondido en un rincón creado por mí mismo (o por indicación de Deritie). Cuando observé la hora en mi reloj me sentí triste y a la vez alegre, después de haber visto la hora y mi mirada se dirigió a la entrada de la tienda, vi como venía entrando, lo recuerdo muy bien: vestido con una camisa de franela a cuadros color rojo con blanco, unos jeans azules y unas náuticas en tono azul cobalto. Se acercó detenidamente casi frente a mí, y comenzó a coquetearle a una empleada antes de llegar a mí, él iba directo al grano, pero no siempre las cosas suceden como debería, a veces, simplemente hay que dejar que la cosas se acomoden por si mismas y no sean una cólera tan picada. Llegó a conmigo y se disculpó poco a poco. —y obvio yo lo perdoné, no hay nadie como él de guapo— me dije a mi mismo.

Conversamos un poco sobre lo que estaba sucediendo, el porqué me había invitado a estar dentro de un centro comercial donde supuestamente se llevaría una exclusiva subasta en la que la mayor retribución de la casa sería el pasar una noche con la mayor de las musas de la marca de Alejandré. Me intrigaba mucho el no saber dónde sería la subasta ya que el lugar dónde me citó no parecía el lugar correcto en el que debíamos estar. De pronto la empleada con la que Deritie estaba flirteando se nos acercó por detrás, nos dio una palmada y nos entregó unos anillos, posterior a ello, comenzamos a caminar rumbo a uno de los probadores. Era tan extraño que nos metiera ambos dentro del mismo vestidor. No es que yo sea homofóbico y me molestará estar encerrado en un mismo espacio que otro hombre, pero siempre me he sentido mal cuando estoy en espacios pequeños y más cuándo hay más personas dentro. Deritie colocó nuestros anillos en dos huecos que se vislumbraron cuando quito las perchas que dentro se encontraban. A continuación, todo comenzó a cerrarse y a modificarse como si de un cubo de Rubik se tratará. El piso cambio y dos sillas aparecieron, nos sentamos en ellas y la caja en la que ahora estábamos cayó al vacío. —Debo decir que en esa ocasión no vomité—. Cinco minutos después llegamos ilesos a una sala donde nuestras sillas encajaban a la perfección y, de algún lugar llegaba un anuncio: “Esta es la segunda llamada para que comience la subasta de esta noche”, la voz me sonaba conocida. Cuando por fin pude ver, observé a gente que nunca en mi vida había visto, gente que parecía hablar consigo misma y venía a acaparar los mayores bienes de la noche. La verdad no sé cómo Deritie logró que entráramos aquí. Hace bastante tiempo que me alejé de mis amigos después de la universidad, y más desde aquel incidente en el que todos tuvimos que alejarnos para no levantar sospechas sobre lo ocurrido ese día siete de octubre. Desde ese día perdí el contacto con ellos, diez años después regresé a esta ciudad en la que me convertí en lo que siempre trato de ocultar. Mejor no pregunté nada y me mantuve callado hasta que la tercera llamada llegó, los telones se abrieron y dejaron ver un escenario repleto de bienes que no eran para nada convencionales, alguna cosa no sabía que eran, pero hoy ya lo sé, y me arrepiento de haberlas conocido. Todas las cosas eran peleadas por cantidades exorbitantes que jamás pensé oírlas.

Aquí hay un par de tarántulas tratando de comerme vivo, una de ellas me recuerda mi miseria, la otra sólo mi desdicha. —¡Oh deténganse! — me gritó a mí mismo. He vivido una mentira, quién yo creía conocer realmente no existe, me he perdido en un mar de falsedades. Tres tortugas se detienen, me torturan, me salvan, me comentan que no me odian. Cinco cartas caen ante mi vida. “¿Soy un ciervo de su voluntad?” escuchó gritar desde lo más hondo, la noche me comprende, aquí hay un vampiro por excelencia, cada dos noches sin dormir y mis amigos me han abandonado.

—¡Oye! Amigo, ¿Estás bien? No me digas que consumiste una tarteleta, debí advertirte que no consumieras nada que no hayas visto en tu vida, esas cosas provocan visiones horripilantes sobre ideas que atormentan el pasado, presente y futuro. —Me dijo Deritie.
Esa noche no recuerdo si consumí alguna, debió ser así, pero no lo recuerdo. Tampoco sé cómo de pronto se hizo de noche si Deritie me citó a las ocho de la mañana.


Para cerrar la noche, apareció la musa más importante de Alejandré, mi cara de estupefacción fue evidente cuando vi su cabello ligeramente chino, y ella envuelta en un vestido de satén rojo con una cinta color negra llena de pedrería y calzando unos tacones negros. Ella era una diosa. Ella había vuelto demente a todos con su entrada triunfal. Ella era, fue y será… el amor de mi vida. Simplemente Biressie. 

sábado, 5 de agosto de 2017

Biressie Parte 1: La Idea De Volverte A Ver, o, el jamás que nunca debió haber existido desde un principio.

                                                              Íntimas Confesiones 
                                                                        
                                                                       Presenta




Biressie Parte 1: La Idea De Volverte A Ver, o, el jamás que nunca debió haber existido desde un principio.

                                                                                                                                                                                                                                                       ¡Hola a todos!


Necesito que todos sepan lo que me ha sucedido. Yo no soy el tipo de mujer que le gusta estar llamando la atención de cualquier chico que pase frente a ella. Debo decir que siempre me ha gustado ser diferente, no soy la típica señorita que le gusta vestir de falda o vestido, es más, debo decir que estuve tratando de gustarle a un chico, y me he estado comportando como una señorita decente, de esas que no dicen ninguna palabra mal intencionada y mucho menos llega tarde a casa ni a sus compromisos. El día que lo conocí, fue un día cualquiera, él no me llamó la atención al primer momento. Pero algo dentro de mi comenzó a darme una sensación que jamás en mi vida había sentido, en ese momento pensé que se trataba de algún calambre, al día de hoy puedo decir que ese día me enamoré de él.
Han pasado tres años y no he sabido de él. Me siento demasiado triste porque ni él ni yo nos atrevimos a decirnos lo que realmente sentíamos. Mi alma se ha fragmentado más de lo que debía, ahora no encuentro con que volver a unir todas las piezas de mi corazón.
Ese día sólo necesitaba tres cosas:
Un paracaídas, dos bolsas con cierre hermético y un pequeño cartel de “te quiero” pudieron haber sido la mejor opción para recuperarme. El paracaídas era para aligerar mi caída, pero a ti no te importó y me olvidaste como la gente suele hacer con los perros y gatos que ya no son tiernos ni pequeños. Las dos bolsas con cierre hermético eran para guardar aquellos pétalos de margaritas que arranque para saber si aún me querías o no, mojados con mis lágrimas amargas derramadas por alguien que no las merecía. El cartel de “te quiero” sólo era una excusa para que nos volviéramos a ver, pero preferiste irte con ella.
No quiero que se piense que estoy deprimida y sigo perdida por él. Aunque, siempre he pensado que el amor no es para mí y no es para menos, todos los veranos que fui con mis amigos a la playa, los chicos se me arremolinaban como pirañas. Tenía citas con ellos, pero eso era todo. Jamás logré enamorarme de alguien más. Ahora sé que estoy condenada a estar soltera por el resto de nuestras vidas que han de ser las más largas.
Yo nunca me había dado cuenta que había algo mal conmigo, hasta que conocí a Kim, una chica que me atraía de una manera en la que un chico jamás lo había hecho, a excepción de Elijion. Ella había sido la amiga que nunca pensé encontrarme en una noche de juergas, bailando al ritmo de lo que el dj en turno tocaba. Esa noche llevaba un vestido color rojo provocativo y la situación que más me favorecía era la de una tipa sin sueños ni aspiraciones. Debió haber sido ese el motivo por cual la fui siguiendo al baño. Lo que sucedió después, yo no lo vi venir. Observaba cómo se retocaba la cara con un poco de maquillaje, posterior a ello. Se me acerco pidiéndome un poco de mi labial. Yo se lo entregué sin vacilar y ella me dijo “Gracias amiga, es hora de qué salgamos de este bodrio” Pasó siguiente nos dirigimos a caminar rumbo a la calle más cercana. Ella se movía con total naturalidad, mientras yo me encontraba poseída por su melena que se columpiaba de un lado a otro mientras la iba siguiendo. Nos detuvimos detrás de un espectacular, ella sacó una misteriosa llave que hizo iluminarse el marco del espectacular, doblándose y posicionándose en suelo, para posteriormente mostrarse unas escaleras que descendían quién sabe a dónde.
Ella me preguntó si le permitiría sucumbir a un lugar como este, ella me advirtió que el lugar al que me sumergiría sería un lugar al que jamás podría dejar, un lugar poco común, pero a la vez tan embalasante, algo que sólo podría ser descrito como un perro ahogándose en su propia mierda. No debería estar diciendo esto, pero desde ese día no pude saber quién era yo, quién me había transformado o puede que yo ya lo haya sido y no haya querido aceptarlo por miedo al qué dirán. Sólo puedo decir que el amor de Jass fue equiparable al amor que sentía por Elijion. No podía creer que mi corazón se encontraba dividido entre un hombre y una mujer, mi corazón les pertenecía a ambos.
Cada uno de nosotros tiene derecho a morir más de una vez, y la culpa no necesariamente será nuestra, sino de aquellos a los que solíamos amar y jamás podremos volver a amar. Yo decidí que jamás volvería a amar hasta que te encontré a ti entre una multitud, tú me has robado lo más preciado que jamás en la vida volveré a entregar, cuidarlo muy bien. Ya que un trago de alcohol cualquiera, un corazón sincero, uno en un billón de billones.
Esta es mi historia, la historia de una mujer que alguna vez estuvo enamorada de un chico que por azahares del destino terminó relacionándose con una mujer que conoció en un bar. Y que al pasar los años vuelve a encontrarse con el amor de su juventud, y se pregunta: ¿Ahora qué hago? ¿Qué debo hacer? ¿Por qué las personas que más me han destrozado se encuentran más presentes que nunca en mi vida? Quizá, será porqué yo jamás me he perdonado el nunca haber sido nada con Elijion o el aceptar lo que jamás debió suceder algo con Jass. Mi vida prenda de un hilo entre la aceptación de un amor que jamás existió y aquel que nunca debió haber existido