sábado, 10 de agosto de 2013

La Historia de Dos Amantes Capítulo 8: "El Corazón Más Puro"

Capítulo 8: "El Corazón Más Puro"
Fany
        

Todo es tan confuso que he llegado a pensar que la única forma de salir de esto, es morir. Suplicar mi propia muerte. Ellos quieren acabar con personas que en lo más profundo de su corazón, se respira una hermosa bondad.

Mi vida ha cambiado tan drásticamente. Mi trabajo como Secretaría de Educación era muy lindo y tranquilo hasta que un día. Llegaron dos personas desconocidas para mí. Decían ser amigos de Osvaldo así que los dejes entrar a mi oficina.

Al principio ellos se veían muy amables. Observaban con detenimiento cada cuadro que tenía. Se detuvieron justamente en una pintura en la que estaba con mi hermano Salvador. No sé qué ha sido de él desde que fuimos separados. Tal vez él murió. Él no era de  los chicos que pueden adaptarse a un sistema en el que la máxima autoridad, lo controla todo. A él le preocupa mucho el bien común. Él debió haber muerto hace diez años. En la tercera guerra mundial pero sigo con la esperanza de volver a verlo.

Ellos se veían el uno al otro. Mascullando sobre ese cuadro.

— ¿Qué serías capaz de hacer si te decimos que tu hermano está vivo? —comenta la chica de la sonrisa desquiciada.

— ¡Eso no es posible! Mi hermano tiene que estar muerto. Son diez años, los diez  años más horribles de mi existencia. — Mis emociones son en este momento como un cristal golpeado por martillo.

— ¡Te dijimos que qué serías capaz de hacer por volver a ver a tu hermano! —Me contesto el corpulento hombre.

— ¡Ya les dije que eso no es posible! Además ¿Quiénes son ustedes para venir a decirme esto? —Logro sonar convencida de lo que digo.

Sus expresiones se empiezan a volver más terroríficas. Las más terroríficas de Gloret. Ella saca un sobre color manila.

¡Míralas!, por cierto mi nombre es Yamy y éste es Dante. — Exclama la tipa del vestido entallado color violeta.

—Dante, no puedo creer todo lo que has estado haciendo. —Por fin logro reconocerlo, ha cambiado mucho.

— Ahora que me has reconocido, acepta nuestro trato. Tú haz lo que te pediremos a su tiempo y volverás a ver a tu hermano sano y salvo. — Dante es muy bueno con sus palabras.

Algo dentro de mí, me dice que no confíe en ellos. Pero quiero volver a ver a mi hermano.

— ¿Qué quieren que haga? —digo con tanta naturalidad. Pero no creo que sea algo muy bueno.

Abro el sobre y me doy cuenta que contiene fotografías. Son de mi hermano. Ellos saben dónde está. Yamy le sonríe a Dante y sacan un segundo sobre. Este de color purpura y con un lazo color azul ultramar. Lo abro y leo cuidadosamente. Esto es muy complicado. Ellos quieren acabar con la Familia Presidencial.

— Yo no puedo hacer esto, es inhumano. —Ellos son unos monstruos.

— No te pedimos imposibles, ¿O sí? — Dice Dante.

— Es muy complicado…—No logro articular una palabra más.

— ¡Tú hermano estaría orgulloso de que nos ayudarás a derrocar el sistema! ¡El odiaba el sistema! —Yamy contesta con una frialdad que no tiene comparaciones.

Como saben ellos tantas cosas sobre mí y mi familia. Mi esposo y mi pequeña hija murieron misteriosamente antes que yo ocupará su cargo. ¿Ellos lo mataron?, ¿Me matarán a mí? Lo que más me preocupa es  saber que salvador podría estar en problemas… si es que está vivo.

— ¿Y qué me pasará sí no hago lo que ustedes me dicen? —Los confronto cara a cara.

—Sucederán dos cosas. La primera morirá tu hermano, y la segunda tú morirás. No de una manera normal. Será algo parecido a lo de tu esposo. —Dice Yamy, o mejor dicho. La víbora de  dos cabezas.

—Déjenme pensarlo. —Les dije.

—Tarde o temprano lo harás. Espero y no sea demasiado tarde para cuando lo hagas. — Esa mujer no tiene sentimientos.

—Un gusto volver a verte Fany, nos veremos en tu oficina el lunes por la mañana, por tu bien, únetenos. —Comenta Dante.

Los dos se marchan de mi oficina y sé que volverán después del evento del Presidente Astabaruaga.

Hoy es el día en que llegarán. Lo estoy esperando, mi asistente me anuncia su llegada. Le digo que los haga pasar y tomo un tono austero. Me siento tan impecable con mi atuendo verde pastel. Mi cabello rubio hace juego con todo. Luzco muy formal.

Se abre la puerta. Logro contener mis nervios. Para mi sorpresa está vez es Yamy pero sin Dante. La acompaña un hombre, tal vez de treinta años de edad. Ella viene vestida con una impecable falda color ciruela, una blusa blanca escotada que resaltaba sus atributos. Su lipstick se apreciaba que era color rojo pasión. Mi investigación acerca de ella decía que a ella la nombraban como “La Reina Del Drama”.

Su acompañante, alto, fornido, muy fornido. Su cabello me llama mucho la atención. Hebras de un rubio parecido al oro. Deslumbrantes. Sus ojos parecían el mismísimo mar azul. Dos gotas de agua. Podría pasar algún tiempo contemplándolo. Podría pero no. Él está vestido casualmente. Un pantalón verde olivo y una camisa blanca. Lo que más me llamo la atención fue su forma en cómo coloco  sus lentes de sol rápidamente. Es algo así como un Dios. Sus zapatos iban de acuerdo a las tendencias de la moda. Eran verdes. Pero no un verde cualquiera sino algo indescriptible.

— ¡Muy buenos días Fany! ¿Cómo ha sido tu tarde? —comenta con una sonrisa algo irónica.

— ¡Muy bien! Pero hábleme de su acompañante. — Se nota un poco molesta.

—Este es Santos. Él nos ayudará a que todo marche a la perfección. —Él parece ser una buena persona. Me da una sonrisa y me saluda de una manera un poco peculiar. Toma mi mano y la besa. ¡Qué romántico es esto!

— ¡Un gusto conocerte! —debo verme un poco ruborizada.

—Santos deja tus cursilerías y formalismos. Y  dime Fany ¿Qué  decidiste? —Se puede ver como la Yamy buena onda es consumida por la oscuridad que la rodea.

—O.K. Jefa. —Suena resignado el pobre.

—Acepte unirme. —digo bruscamente.

Ella esboza una sonrisa. Una sonrisa que irradia algo así como felicidad. Le pide  a Santos que saque un Evidenfy, un artefacto que guarda documentos importantes. Es usado únicamente por egresados de EFISG, únicamente de la carrera de Derecho. Él selecciona un documento y éste comienza a materializarse ante nuestros ojos. Yamy saca una pluma para que firme algo. Pero no cualquier firma, es una Fidelity. Usada para sellar tratados muy importantes. También es muy difícil conseguir una.

—Firme aquí por favor. —gesticula una expresión tan cordial que me hace subir a las nubes hipotéticamente. Pienso en que él es el sol y yo voy directamente hacía su resplandor. Está claro que me quemaré.

Firmo con tanta naturalidad que no leo nada. Mi fantasía es más real de lo que pensé. Él tiene algo que me hace pensar esas cosas. Es diferente. Es un Abogado.

—Pronto tendrás  instrucciones sobre lo que harás. Todo estallará en muy poco tiempo. —Yamy sopesa intrigantemente.

—Nos vemos. Señora Secretaría. —Es tan atento que ahora cada acto me mata por dentro.

Los dos se alejan y salen por la puerta. Me aseguro de que se hayan ido. Y le avisó a mi invitado que puede salir. Él se ve realmente apuesto. No estoy acostumbrada a esconder hombres bajo mi escritorio. Me hace sentir infiel a la memoria de mi esposo. Su camisa azul con estilo Cuadro de Vichy hace juego con su pantalón beige y sus zapatillas color rojo neón.

 — ¿Qué te pareció todo esto? —Su rostro muestra alguna clase de sentimiento aún sin nombrar.

—Mi vida se ha derrumbado. Todo ha terminado. Ella no es quién yo creí. —Comienzan a brotar algunas lágrimas. Pronto rompe en llanto.

—No te pongas así, prometo que acabaré con ellos. No debieron traicionarte de esta manera. —Parezco una madre consolando a su hijo.

—Ella pagará todo lo que me ha hecho ¡O me dejo de llamar Osvaldo! —dice con una fiereza sin precedentes.

—Osvaldo por favor, ella no vale la pena. —trato de calmar su inestable corazón.


—Toca mi alma y la atraviesa. Toma una de sus armas y acaba con mis esperanzas. Recoge lo que ha quedado y trata de volver a unirlo. La lluvia cae sobre mi piel y sé que todo termino. No somos nada. Nunca lo fuimos. —dice y se va rápidamente de mi oficina.

Me dirijo al teléfono y le marco a Madai.

— ¡Hola Fany! ¿Qué se te ofrece? —suena feliz.

—Yamy traiciono a Osvaldo. —le digo.

—Muchas gracias  Fany lo tendré en cuenta. Nos vemos. —Se despide y sé que no debí hablarle.

Cuelgo el teléfono y el arrepentimiento no me deja. ¿Salvador no está vivo?, ¿Por eso engañe a La Reina Del Drama? Algo dentro de mí me dice que está mañana hice algo que causará estragos en un tiempo no muy lejano. Sé que moriré. Moriré por traidora. Firme con la Fidelity. Los Evidenfy son mi sentencia de muerte. También los llaman Cuervos a causa de que esas aves llegan cuando alguien será castigado por sus actos.


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