Capítulo 8: "El
Corazón Más Puro"
Fany
Todo es tan
confuso que he llegado a pensar que la única forma de salir de esto, es morir.
Suplicar mi propia muerte. Ellos quieren acabar con personas que en lo más
profundo de su corazón, se respira una hermosa bondad.
Mi vida ha
cambiado tan drásticamente. Mi trabajo como Secretaría de Educación era muy
lindo y tranquilo hasta que un día. Llegaron dos personas desconocidas para mí.
Decían ser amigos de Osvaldo así que los dejes entrar a mi oficina.
Al principio
ellos se veían muy amables. Observaban con detenimiento cada cuadro que tenía.
Se detuvieron justamente en una pintura en la que estaba con mi hermano
Salvador. No sé qué ha sido de él desde que fuimos separados. Tal vez él murió.
Él no era de los chicos que pueden
adaptarse a un sistema en el que la máxima autoridad, lo controla todo. A él le
preocupa mucho el bien común. Él debió haber muerto hace diez años. En la
tercera guerra mundial pero sigo con la esperanza de volver a verlo.
Ellos se veían
el uno al otro. Mascullando sobre ese cuadro.
— ¿Qué serías
capaz de hacer si te decimos que tu hermano está vivo? —comenta la chica de la
sonrisa desquiciada.
— ¡Eso no es
posible! Mi hermano tiene que estar muerto. Son diez años, los diez años más horribles de mi existencia. — Mis
emociones son en este momento como un cristal golpeado por martillo.
— ¡Te dijimos que
qué serías capaz de hacer por volver a ver a tu hermano! —Me contesto el
corpulento hombre.
— ¡Ya les dije
que eso no es posible! Además ¿Quiénes son ustedes para venir a decirme esto?
—Logro sonar convencida de lo que digo.
Sus
expresiones se empiezan a volver más terroríficas. Las más terroríficas de
Gloret. Ella saca un sobre color manila.
¡Míralas!, por
cierto mi nombre es Yamy y éste es Dante. — Exclama la tipa del vestido
entallado color violeta.
—Dante, no
puedo creer todo lo que has estado haciendo. —Por fin logro reconocerlo, ha
cambiado mucho.
— Ahora que me
has reconocido, acepta nuestro trato. Tú haz lo que te pediremos a su tiempo y
volverás a ver a tu hermano sano y salvo. — Dante es muy bueno con sus
palabras.
Algo dentro de
mí, me dice que no confíe en ellos. Pero quiero volver a ver a mi hermano.
— ¿Qué quieren
que haga? —digo con tanta naturalidad. Pero no creo que sea algo muy bueno.
Abro el sobre
y me doy cuenta que contiene fotografías. Son de mi hermano. Ellos saben dónde
está. Yamy le sonríe a Dante y sacan un segundo sobre. Este de color purpura y
con un lazo color azul ultramar. Lo abro y leo cuidadosamente. Esto es muy
complicado. Ellos quieren acabar con la Familia Presidencial.
— Yo no puedo
hacer esto, es inhumano. —Ellos son unos monstruos.
— No te
pedimos imposibles, ¿O sí? — Dice Dante.
— Es muy complicado…—No
logro articular una palabra más.
— ¡Tú hermano
estaría orgulloso de que nos ayudarás a derrocar el sistema! ¡El odiaba el
sistema! —Yamy contesta con una frialdad que no tiene comparaciones.
Como saben
ellos tantas cosas sobre mí y mi familia. Mi esposo y mi pequeña hija murieron
misteriosamente antes que yo ocupará su cargo. ¿Ellos lo mataron?, ¿Me matarán
a mí? Lo que más me preocupa es saber
que salvador podría estar en problemas… si es que está vivo.
— ¿Y qué me
pasará sí no hago lo que ustedes me dicen? —Los confronto cara a cara.
—Sucederán dos
cosas. La primera morirá tu hermano, y la segunda tú morirás. No de una manera
normal. Será algo parecido a lo de tu esposo. —Dice Yamy, o mejor dicho. La
víbora de dos cabezas.
—Déjenme
pensarlo. —Les dije.
—Tarde o
temprano lo harás. Espero y no sea demasiado tarde para cuando lo hagas. — Esa
mujer no tiene sentimientos.
—Un gusto
volver a verte Fany, nos veremos en tu oficina el lunes por la mañana, por tu
bien, únetenos. —Comenta Dante.
Los dos se
marchan de mi oficina y sé que volverán después del evento del Presidente
Astabaruaga.
Hoy es el día
en que llegarán. Lo estoy esperando, mi asistente me anuncia su llegada. Le
digo que los haga pasar y tomo un tono austero. Me siento tan impecable con mi
atuendo verde pastel. Mi cabello rubio hace juego con todo. Luzco muy formal.
Se abre la
puerta. Logro contener mis nervios. Para mi sorpresa está vez es Yamy pero sin
Dante. La acompaña un hombre, tal vez de treinta años de edad. Ella viene
vestida con una impecable falda color ciruela, una blusa blanca escotada que
resaltaba sus atributos. Su lipstick se apreciaba que era color rojo pasión. Mi
investigación acerca de ella decía que a ella la nombraban como “La Reina Del
Drama”.
Su
acompañante, alto, fornido, muy fornido. Su cabello me llama mucho la atención.
Hebras de un rubio parecido al oro. Deslumbrantes. Sus ojos parecían el
mismísimo mar azul. Dos gotas de agua. Podría pasar algún tiempo
contemplándolo. Podría pero no. Él está vestido casualmente. Un pantalón verde
olivo y una camisa blanca. Lo que más me llamo la atención fue su forma en cómo
coloco sus lentes de sol rápidamente. Es
algo así como un Dios. Sus zapatos iban de acuerdo a las tendencias de la moda.
Eran verdes. Pero no un verde cualquiera sino algo indescriptible.
— ¡Muy buenos
días Fany! ¿Cómo ha sido tu tarde? —comenta con una sonrisa algo irónica.
— ¡Muy bien!
Pero hábleme de su acompañante. — Se nota un poco molesta.
—Este es
Santos. Él nos ayudará a que todo marche a la perfección. —Él parece ser una
buena persona. Me da una sonrisa y me saluda de una manera un poco peculiar.
Toma mi mano y la besa. ¡Qué romántico es esto!
— ¡Un gusto
conocerte! —debo verme un poco ruborizada.
—Santos deja
tus cursilerías y formalismos. Y dime
Fany ¿Qué decidiste? —Se puede ver como
la Yamy buena onda es consumida por la oscuridad que la rodea.
—O.K. Jefa. —Suena
resignado el pobre.
—Acepte
unirme. —digo bruscamente.
Ella esboza
una sonrisa. Una sonrisa que irradia algo así como felicidad. Le pide a Santos que saque un Evidenfy, un artefacto que guarda documentos importantes. Es usado
únicamente por egresados de EFISG, únicamente de la carrera de Derecho. Él
selecciona un documento y éste comienza a materializarse ante nuestros ojos.
Yamy saca una pluma para que firme algo. Pero no cualquier firma, es una
Fidelity. Usada para sellar tratados muy importantes. También es muy difícil
conseguir una.
—Firme aquí
por favor. —gesticula una expresión tan cordial que me hace subir a las nubes
hipotéticamente. Pienso en que él es el sol y yo voy directamente hacía su
resplandor. Está claro que me quemaré.
Firmo con
tanta naturalidad que no leo nada. Mi fantasía es más real de lo que pensé. Él
tiene algo que me hace pensar esas cosas. Es diferente. Es un Abogado.
—Pronto
tendrás instrucciones sobre lo que
harás. Todo estallará en muy poco tiempo. —Yamy sopesa intrigantemente.
—Nos vemos.
Señora Secretaría. —Es tan atento que ahora cada acto me mata por dentro.
Los dos se
alejan y salen por la puerta. Me aseguro de que se hayan ido. Y le avisó a mi
invitado que puede salir. Él se ve realmente apuesto. No estoy acostumbrada a
esconder hombres bajo mi escritorio. Me hace sentir infiel a la memoria de mi
esposo. Su camisa azul con estilo Cuadro
de Vichy hace juego con su pantalón beige y sus zapatillas color rojo neón.
—
¿Qué te pareció todo esto? —Su rostro muestra alguna clase de sentimiento aún
sin nombrar.
—Mi vida se ha
derrumbado. Todo ha terminado. Ella no es quién yo creí. —Comienzan a brotar
algunas lágrimas. Pronto rompe en llanto.
—No te pongas
así, prometo que acabaré con ellos. No debieron traicionarte de esta manera.
—Parezco una madre consolando a su hijo.
—Ella pagará
todo lo que me ha hecho ¡O me dejo de llamar Osvaldo! —dice con una fiereza sin
precedentes.
—Osvaldo por
favor, ella no vale la pena. —trato de calmar su inestable corazón.
—Toca mi alma
y la atraviesa. Toma una de sus armas y acaba con mis esperanzas. Recoge lo que
ha quedado y trata de volver a unirlo. La lluvia cae sobre mi piel y sé que
todo termino. No somos nada. Nunca lo fuimos. —dice y se va rápidamente de mi
oficina.
Me dirijo al
teléfono y le marco a Madai.
— ¡Hola Fany!
¿Qué se te ofrece? —suena feliz.
—Yamy
traiciono a Osvaldo. —le digo.
—Muchas
gracias Fany lo tendré en cuenta. Nos
vemos. —Se despide y sé que no debí hablarle.
Cuelgo el
teléfono y el arrepentimiento no me deja. ¿Salvador no está vivo?, ¿Por eso
engañe a La Reina Del Drama? Algo dentro de mí me dice que está mañana hice
algo que causará estragos en un tiempo no muy lejano. Sé que moriré. Moriré por
traidora. Firme con la Fidelity. Los Evidenfy son mi sentencia de muerte.
También los llaman Cuervos a causa de que esas aves llegan cuando alguien será
castigado por sus actos.
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